Excelente aporte, le estoy dando vueltas al tema.
Tuve un ecualizador en mi juventud, que utilicé con el típico ajuste en V y hasta el hartazgo en fiestas memorables que ya no podría comentar mucho, porque un caballero no tiene memoria. Luego, con la madurez y el halo protector de la audiofilia estuve arrugando la nariz a todo control de tonos y casi con síntomas de reflujo y mareos múltiples cuando se me cruzaba un "ecualizador"; equipo y palabra proscritos...
Bueno, hace unas semanas dí de casualidad con una persona en youtube que fomenta el uso de los ecualizadores, pero no para modificar o controlar la señal de las fuentes, sino para controlar la sala de escucha. Sus argumentos se basan en que, aun cuando la fuente, el pre, el power y los parlantes tengan una respuesta de frecuencia hermosamente plana, la sala está muy lejos de ese comportamiento en la mayoría de los casos. Por tanto, sugería acondicionar la sala de escucha para volverla controlable y a continuación ecualizar con medición y todo, en las frecuencias que se atenúan o que se descontrolan por rebotes y resonancias. Incluso mencionaba que estaba plenamente consciente de las distorsiones que agrega este componente, pero que las ventajas de ecualizar la sala superaban por mucho el incremento en la distorsión final.
Interesante tema. Una vez más las verdades absolutas podrían estar en entredicho........